miércoles, 27 de julio de 2011

LA VÍA SACRA DEL MONTE CALVARIO DE ALCALÁ DE GUADAÍRA

Esos monolitos que en el monte Calvario los alcalareños conocemos como púlpitos, no son mas que los vestigios de una tradicional forma de presentar el Vía Crucis.
Es difícil datar el año de fundación de estos en Alcalá, aunque se puede intuir que fue a causa de un uso religioso puesto de "moda" en 1521, en Sevilla por el primer marqués de Tarifa, dueño de la Casa de Pilatos quien, tras recorrer paso a paso en Tierra Santa, los momentos pasionales de Nuestro Señor Jesucristo, los representó en Sevilla, iniciando la primera estación del Vía Crucis en su palacio y culminando a extramuros
en un humilladero creado al efecto en el campo, que actualmente conocemos como "La Cruz del Campo".
Como quiera que sea, a causa de la proximidad y de la influencia que acarrea la capital a Alcalá, aumentado por el negocio del pan, el estilo del acto piadoso nos llega representado, mas o menos, con las mismas formas y medidas.
El Vía Crucis alcalareño inicia su primera estación a la salida del puente de Jesús Nazareno o Romano, donde el Padre Flores sitúa en esa "casa de Pilatos alcalareña" a la antigua capilla de Nuestro Padre Jesús, antes de pasar esta a su actual ubicación, por la sencilla razón de que en su época (siglo XIX) en esta primera cruz existía un edificio con forma de bóveda y sobre este había una cruz de Jerusalén.
Desde esta primera cruz transcurre la Vía-sacra hacia el monte Calvario "rodeando calles y subidas del monte" -según el Padre Flores-, por lo que hace suponer, y con las cruces existentes se corrobora, que la subida era en zig-zag, y que estaba formada por calles que hiban marcando el recorrido del acto religioso.
La última cruz estaba justo al lado de la ermita de San Roque, entendiendo así la descripción que de dicha ermita hace Pedro León Serrano: "La ermita de S. Roque esta en un alto monte, al mediodía que es donde fenece el Calvario y la Vía Sacra".

FORMAS DE LAS CRUCES
En relación con las formas originales de las cruces, parece ser que no fueron las que conocemos como "púlpitos", entendiéndose éstos como fruto de una transformación posterior basada en las necesidades
religiosas del Sermón del Calvario; mas bien el modelo original de las cruces alcalareñas se inspira en las primitivas cruces sevillanas, aunque presentando formas un tanto mas rusticas. Así conservan su forma octogonal pero con paredes lisas, sostenidas por unos contrafuertes en cuatro de sus caras y rematándose por una corta pirámide octogonal en cuyo final se alzaba una sencilla cruz de madera de al menos un metro de altura, la cual se colocaba, dentro de su correspondiente orificio, el día que se realizaba el Vía-crucis, según testimonio oral de Francisco Granados Jiménez El Chicho. Al parecer, estaban blanqueadas de cal.

REALIZACIÓN Y CONSERVACION
Sobre ambos aspectos poco sabemos. Así Pedro León Serrano dice que el 19 de julio de 1699, se fundo una Hermandad formada por doce caballeros de Alcalá para cuidar y administrar el Monte Calvario y sus cruces.
También nos relata el Padre Flores, que la Orden Tercera de San Francisco realizaba los viernes de Cuaresma la devota estación del Vía-crucis "principiando en la Cruz del puente, visitando todas las cruces y por último predicándose una devota plática o sermón moral en la ermita"
Con la desamortización, este monte pasa a manos laicas, por lo que su uso se va perdiendo al igual que se abandona el cuidado de las cruces.
En 1966, doña María Pérez de Guzmán,Vda. de la Portilla, donó estos terrenos a la Hermandad de Jesús, siendo esta heredera de aquellas tradiciones.

LOCALIZACION DE LAS CRUCES

En cuanto a la localización, si bien en lo hasta ahora expuesto ya me he referido a algunos aspectos de la misma, paso ahora a analizarlos con un énfasis especial.
Como ya dije, la primera cruz estaba situada en el Puente para el camino de Utrera, y parece ser que existió hasta 1936, año en el que desaparecieron la mayoría de las cruces que existían en las salidas de la localidad.
Según he podido averiguar, consultando a personas mayores, esta cruz estaba exenta y de proporciones normales, muy barroca, al estilo de la que estuvo situada en la calle Gandul y que hoy pertenece a la familia Pineda.
Parece ser, que la segunda cruz estaba situada justo al lado de la Fuente del Piojo -también propiedad de la Hermandad de Jesús- y desapareció cuando fue expropiada para la construcción del nuevo viaducto en los años setenta del pasado siglo.
Entre esta cruz y la siguiente debió de existir otra de la cual no quedan restos.
La cuarta cruz, aún existente, ya en el monte, tenía situada, en el interior de una de sus caras, un hueco en forma de hornacina con arco de medio punto, lo cual hace suponer que hubo en ella una imagen de Virgen Dolorosa, por cuanto que en esta cuarta estación se representa el encuentro de Jesús con su Madre.
Seguidamente, mas arriba en el monte, tenemos la situación de tres cruces formando una calle, son las estaciones quinta, sexta y séptima, de las cuales tan solo han llegado restos a nuestros días de la sexta estación que esta en buen estado.
En paralelo a la primera calle existe una segunda "calle" formada por las estaciones octava, novena
y décima, de las cuales nos han llegado restos que paso a describir: La octava estación es la mas lejana y esta situada ya dentro de los pinares. Fue restaurada en 1992 por la Junta de Diputados de la Hermandad de Jesús.

La novena cruz, es hoy púlpito sobre el que se realiza la ceremonia del Sermón del Calvario en la mañana del Viernes Santo. Su lugar primitivo no es el actual, pues hubo de trasladarse mas arriba al ampliarse la explanada donde la cofradía realiza la Ceremonia del Encuentro. También se puede observar que no posee lados como los demás, sino que es mas bien redondo, ello fue debido al cambio de uso.
De la décima estación tan solo quedan restos a flor de tierra, en los que se pueden ver algunos lados del octógono.
Terminada la estación, nos encontramos con la decimoprimera cruz de la que no quedan restos, pero sí esta localizada.
La decimosegunda estación, de la que aun quedaban restos, fue restaurada desinteresadamente por la empresa alcalareña Alcalá Gino S.L , al igual que las estaciones cuarta y sexta.
La decimotercera cruz es el segundo púlpito, ya situado muy cerca de la ermita, y que aun conserva su forma octogonal. Era donde antaño se celebraba el Sermón del Calvario, puesto que los pasos de andas llegaban hasta el umbral de la ermita.
La decimocuarta estación entiendo que se podría ubicar -aunque en este punto haya otras opiniones- justo en paralelo a la ermita de San Roque en el lado del mirador, donde existen unos restos en forma de cruz
y no en octógono, que por los materiales de la construccion, por sus restos de cal -igual a las demás cruces- hacen ver la posibilidad de esta ultima estación pasional.
La forma de esta posible decimocuarta estación es igual que las pilastras situadas en el lado norte del prebisterio de la ermita de San Roque.
También cabe la posibilidad, dentro del campo de la hipótesis, que esta decimocuarta estación estuviera situada dentro del actual prebisterio de la ermita, entendiendo dicho prebisterio como una construcción exenta y sin ninguna nave construida anexa al mismo. Podría ser una construcción parecida a la Cruz del campo sevillana pero algo más rústica.

ESTILO

Con todo lo expuesto y conociendo los actos piadosos que desde tiempo inmemorial se realizan en el monte Calvario la mañana del Viernes Santo, nos hace pensar si el Sermón y la subida de Jesús al monte, sea la transformación de aquel Vía Crucis una vez que la Imagen de Jesús paso a su capilla actual en la parroquia de Santiago, y se completo la representación de la Pasión con el prendimiento en el puente -primera estación- la humillación y su muerte en lo alto del monte y la creación de la Judea como un elemento representativo y participativo de los alcalareños, adaptando, localmente hablando, los actos representativos que realizan las Hermandades Nazarenas durante el recorrido de las mismas.

José María Márquez Catalán
Consiliario de la Hermandad de Jesús
(Publicado en la revista Pasión y Gloria nº 3, Alcalá 1993)

Momentos de la restauración de una de las cruces por la Junta de Diputados en 1992.

Posible capilla a la salida del puente donde pudo estar la primera estación del Vía crucis del Calvario alcalareño.

martes, 5 de julio de 2011

LA IDENTIDAD PERDIDA EN LAS HERMANDADES DE JESÚS NAZARENO

En 1779 se efectuaba por última vez la ceremonia de la Humillación de la Hermandad de Silencio, la Madre y Maestra, por las calles de Sevilla. La ceremonia consistía en el encuentro de Jesús con la Santísima Virgen en la calle de la Amargura, enfrentándose los pasos con un saludo peculiar. Se realizaba en la Plaza del Duque. Esto sucede porque en 1780 se iniciaba en Sevilla la “Carrera Oficial” obligando a las cofradía a mantener un horario definido y un riguroso control del tiempo. Esta obligación en la hermandad matriz traerá consigo que otras filiales vayan perdiendo, con el paso de los tiempos, la costumbre de aquellos ritos, y se vayan “sevillanizando” cada vez mas hasta perderlos en su totalidad. Cada pueblo es un mundo, y cada Hermandad de Jesús Nazareno así lo atestigua, ya que, como veremos a lo largo del artículo, cada cual ha ido orientando los ritos a su estilo.


Dentro del terreno de la hipótesis, y aunando todos los ritos que las distintas Hermandades de Jesús Nazareno de la provincia de Sevilla realizan, las representaciones bien podrían ser así:

La imagen de Jesús Nazareno tendrá los brazos articulados para que en un momento del recorrido pueda aparecer maniatado, que es lo que sucede en la población de Herrera y prendido el Jueves Santo, o el Viernes Santo Bendecir a los devotos o excarcelar un preso como se hacía en Alcalá de Guadaíra hasta el siglo XIX.

En los oficios del Jueves Santo, que se conmemora la institución de la Eucaristía, se reúnen en el cenáculo Jesús con los doce apóstoles. De la última cena sale Judas y realiza el recorrido de la cofradía acompañado por los romanos para prender a Jesús, como lo realiza la Hermandad de Herrera y la de Alcalá de Guadaíra sin el Judas, pero con romanos y “judíos”.

La madrugada del Viernes Santo sale la cofradía a la calle, ya con la imagen de Jesús portando la cruz. Estará conformada por cuatro pasos: Jesús Nazareno, San Juan, La Verónica y la Santísima Virgen María. La Verónica ya no procesiona en ninguna hermandad, habiéndolo realizado en su día las Hermandades de Lebrija, Lora del Río, Marchena, Peñaflor, Arahal, La Campana y Écija. En Mairena del Alcor y Marchena no procesiona como imagen en su paso, pero una muchacha del pueblo la representa subiendo al paso, colocando el sudario sobre el rostro del Nazareno y exponiendo a los creyentes los tres rostros del Señor.
La imagen de San Juan aún se está manteniendo en algunas hermandades en su paso, y aún procesiona en Machena, Las Cabezas de San Juan, Gilena, Aguadulce, Lebrija y Alcalá de Guadaíra. Perdieron esta costumbre las Hermandades de Écija, La Campana, Arahal, Utrera, Paradas, Mairena del Alcor y Lora del Río. En muchas Hermandades, como la Madre y Maestra, San Juan acompaña a la Santísima Virgen bajo el palio.
En el transcurso del recorrido se encuentra el prendimiento, donde aparece en escena Judas Iscariote, que en el caso de Badolatosa es un vecino en unión de cinco romanos quien prende a Jesús. Igualmente hay un “cruce de lanzas” en Herrera, Marchena y Alcalá de Guadaíra.


El uso de los armaos, romanos o judíos, es mas frecuente y llega a nuestros días, quizás por la vistosidad de los mismos, o por su conjunción con elementos musicales de alguna agrupación. Los romanos intervienen en las poblaciones de Herrera, Marchena donde procesionan más de cuarenta romanos a caballo y un número superior a pié, Badolatosa, Las cabezas de San Juan y Alcalá de Guadaíra. También en alguna época lo han tenido las Hermandades de Utrera, Écija, El Viso del Alcor, Mairena del Alcor y Lora de Estepa.

El encuentro en la Calle de la Amargura es un punto coincidente en muchas Hermandades, toda vez que la Madre y Maestra la realizaba. Recibe distintos nombres dependiendo del lugar donde se realice. Así en Sevilla se llamaba la “Humillación”, el “Encuentro” en Constantina, Badolatosa, y Alanís, “El Sermón de pasión” o “el Sermón” en Las cabezas de San Juan, Los Palacios, Marchena donde se representa con cuarenta nazarenos portando escenas de la pasión, Lora de Estepa y Alcalá de Guadaíra. Los lugares del “encuentro” normalmente se buscan en cotas altas de la ciudad, buscando un castillo como en el caso de Mairena del Alcor, un convento o iglesia situado en lo alto de la ciudad como en el caso de Osuna o Estepa, una plaza céntrica como es el caso de Las Cabezas de San Juan, o un cerro a las afueras del pueblo como en Alcalá de Guadaíra. En Constantina el encuentro es especial porque cada paso procesiona “por libre” hasta su encuentro en una plaza donde se “saludan” y un sacerdote da un sermón. Igualmente sucede el sermón del sacerdote en la ceremonia de Alcalá de Guadaíra.
De vuelta a la iglesia, después de la representación nada hay escrito. Cada hermandad de Jesús Nazareno pone su gusto, su propia idiosincrasia. Se vuelve al templo antes del medio día, porque en algunos pueblos aún se conserva la segunda parte de la Pasión: el Santo Entierro, con un Cristo que desciende de la Cruz, el varón de los Siete Dolores, en Encuentro con la Virgen de la Soledad, las Marías, Las Sudario, Virtudes teologales, Ángeles y querubines...


Las Hermandades de Jesús Nazareno gozan de un patrimonio transmitido de generación en generación que no se debe de perder. Quedan ya muy pocas Hermandades en la provincia de Sevilla que mantengan el arraigo de una seña de identidad que nos marca y nos diferencia. Defendámosla.



José María Márquez Catalán

Consiliario de la Hermandad de Alcalá de Guadaíra.